Mona Lisa Acelerada

jueves, abril 20, 2006

Mendocinos en la Feria del Libro


Todavía no empezó y ya es un fracaso. Desde que recuerdo, la mayor parte de las veces, los mendocinos hemos quedado como lo que son nuestros funcionarios a cargo de la "cultura": unos pueblerinos incompetentes. Y los escritores mendocinos, salvo excepciones, permanecemos en silencio, como si no tuviéramos palabras. La programación es patética desde cualquier ángulo que se la aborde. El Día de Mendoza es, oh casualidad, no sólo el último día de la Feria, sino el último acto de la Feria. En dos horas, de 20 a 22, quieren hacer: 1) un homenaje a Abelardo Vázquez, 2) un homenaje a Hilario Cuadros, 3) un homenaje a Antonio Di Benedetto, 4) presentar el promolibro La Vendimia para ver (que todavía no tiene el ISBN), 6) presentar un libro sobre Vairoletto, 7) hacer hablar y/o cantar a León Gieco, 8) idem con la murga La buena moza, 9) mostrar a las reinas de la vendimia, 10) idem con la ministra de turismo y nada más. Se supone que antes de la hora fatal, el 8 de mayo a las 20, habrán pasado por el stand de Mendoza un puñado de ignotos "escritores", en su mayoría requeteignotos, presentando sus libros sobre abogacía, arquitectura, patrimonio, con alguna que otra triste intervención de un par de narradores y otro par de poetas. Si alguno de ustedes ha ido alguna vez a la fagocitante Feria del Libro sabe que en el kiosco de Mendoza no pasa nada. Sólo pasan ríos de gente interesada en acudir a los actos y/o conferencias importantes, en conseguir autógrafos o en encontrar ofertas en los mesones de las librerías pequeñas. Las grandes están en el sector vip, igual que las editoriales. A todo esto ya habrán hecho algo, vaya a saber qué, los "afortunados escritores" que hayan salido sorteados en el bingo de la Municipalidad de la Capital. Es obscenamente obvio que la cultura, de literatura ni hablemos, es un concepto que los funcionarios no tienen incorporado. Y que no se les cae una buena idea ni de casualidad. Ustedes están allí leyendo este texto. ¿Para cuándo el grito, la puteada, la exigencia? ¿Para cuándo la palabra? ¿Qué pasa con sus bellas y malditas malas lenguas?

miércoles, abril 12, 2006

Entre caníbales

"La revolución no turbó jamás mis digestiones". Así se expresaba el célebre gastrónomo francés, Jean Anthelme Brillat-Savarin (1755-1826), autor de La fisiología del gusto (1825), código universal del buen comer. Magistrado de profesión, apreciaba la comida en compañía. Solía decir: "Sólo viéndoles comer, se conoce de verdad a los amigos". Y añadía: "Dime cómo comes y te diré quién eres". El sibaritismo de Brillat-Savarin acabaría por quebrantar su salud. El médico le prohibió todos los vinos y no pocos manjares. Con entereza, Brillat-Savarin prometió someterse a la dieta prescrita. Pero el galeno le visitó un día a la hora de comer y como le hallase sentado ante una mesa profusamente abastecida, le dijo, enojado:
-¿Es así cómo observáis mis prohibiciones?
- Me habéis prohibido tomar todo esto -respondió el gastrónomo-, pero no deleitarme con su contemplación. Y así lo hago.
-Y eso, ¿no es peor?
-No. Para quien, como yo, no puede alimentarse sino de conversaciones.


Entre caníbales
Cultura para masticar

Patricia Rodón y Walter Gazzo
Lunes, 23.30
FM UTN 94.5